La playa es un lugar impresionante con una vista que te dejará sin palabras. Nuestro viaje desde el Hotel Severin fue una experiencia encantadora a bordo de una embarcación africana de madera. Al llegar, fuimos dirigidos a un restaurante de mariscos frescos ubicado en la serena playa de Copacabana. Aunque no puedo atestiguar la frescura de los mariscos, puedo confirmar que estaban sobrevalorados y no valían la pena. A pesar de esto, la playa en sí misma es un destino fascinante y cautivador que exploramos durante la mayor parte del día. Al partir, sentimos una profunda sensación de melancolía, sabiendo que dejábamos atrás un lugar tan hermoso y encantador.