La cala en sí es espectacular, agua turquesa y cristalina y un entorno de acantilados muy bonito.
Y hasta ahí lo bueno de la playa. Entiendo que en agosto todo está más masificado de lo normal, pero es que no hay ni por dónde pisar para llegar al agua, las toallas están pegadas unas a otras, hay gente de pie e incluso las rocas del acantilado están llenas de gente (nosotros nos hemos tenido que meter en una pequeña cueva). Sigue llegando gente y no tienen por dónde pasar porque el acceso está lleno. No habría problema en dar la vuelta si no fuera porque el parking son 9€ y la entrada a la reserva 5€ por adulto. Y viendo la de gente que ha tenido que dar la vuelta, seguramente la siguiente cala (a 2km) esté igual de llena.