La playa era realmente impresionante. Nuestra experiencia de acampar fue aún mejorada por el sonido relajante de las olas que nos recibían cada mañana. No obstante, fuimos perturbados en dos ocasiones por un policía que nos advirtió sobre la importancia de mantener nuestros objetos de valor seguros. Desafortunadamente, la falta de comodidades como duchas hizo que nuestra estancia fuera un poco desafiante. Tuvimos que viajar a Progreso para refrescarnos, pero incluso allí, encontramos algunos problemas con las duchas públicas. Afortunadamente, encontramos una solución al comprar duchas de los vendedores a lo largo del paseo marítimo por un precio razonable de 15 pesos.