Ah, la playa. Un lugar donde la arena se encuentra con el mar y el mundo se ralentiza. Este tramo de costa en particular es absolutamente impresionante, con una longitud que parece interminable. El agua es tan clara que parece que estás nadando en un gigantesco cristal. ¿Y la mejor parte? No está abarrotada de turistas. Si deseas evitar convertirte en un langosta, te sugiero que la visites en febrero o marzo, o esperes hasta el otoño cuando el calor y los vientos disminuyen. Confía en mí, esta playa merece el viaje.