¡Ah, la playa! Un lugar impresionante para pasar unas horas disfrutando del paisaje, observando a las gaviotas graznar y a los barcos balancearse en las olas. Y si eres dueño de un barco, estás de suerte: hay una práctica rampa pública para que puedas lanzarlo al agua, así como grifos de agua dulce para enjuagar tu embarcación después de un día en el mar. Pero no es solo un refugio para los navegantes: lleva a los más pequeños contigo y déjalos jugar en los columpios mientras tú aprovechas los baños públicos y las refrescantes duchas. Y si te sientes hambriento, incluso hay un bar de aperitivos para mantener el hambre a raya. En resumen, un destino de primera clase para un día de diversión en la playa.