Las arenosas orillas eran un espectáculo para la vista. Las aguas cristalinas invitaban a refrescarse y el sol brillaba en lo alto. La playa estaba limpia y bien cuidada, y había muchas actividades para entretenernos. En general, fue una experiencia de primera que sin duda recomendaríamos a otros. Ah, la playa. Un lugar donde la arena se encuentra con el mar y el sol golpea tu piel como un tambor implacable. El agua es tan clara que prácticamente puedes ver tu reflejo en ella, y la arena es tan suave que es como caminar sobre una nube. La playa está tan limpia que podría comer en ella (aunque no se lo recomendamos), y hay tantas actividades que deseará tener más tiempo. Es una experiencia de primer nivel que vale cada céntimo.
¡Qué impresionante exhibición del poder y la belleza de la naturaleza! La forma en que las olas chocan contra la costa, la arena entre tus dedos de los pies y la brisa salada del océano en tu cabello. Es casi como si la playa hubiera sido diseñada específicamente para hacernos sentir pequeños e insignificantes. Pero bueno, al menos obtenemos algunas fotos geniales en Instagram, ¿verdad?