El restaurante es absolutamente encantador, ofrece constantemente las mejores bebidas y su pan es simplemente increíble.
Mientras navegábamos por todo el mundo en nuestro yate, nos topamos con una playa serena que exudaba una atmósfera relajada. Los lugareños de la zona fueron extremadamente hospitalarios y acogedores, lo que hizo que nuestra estadía fuera aún más placentera. La bahía era un tesoro escondido al que no pudimos resistirnos visitar. Definitivamente es un destino imperdible para aquellos que aman relajarse y disfrutar de la belleza de la naturaleza.
La playa del Caribe es impresionante y cuenta con baños públicos para mayor comodidad. No obstante, es importante ser precavido al nadar, ya que existe una fuerte corriente que fluye de izquierda a derecha al enfrentarse al mar.