Indudablemente, este lugar es un destino animado y placentero, que presume de impresionantes arenas de marfil y aguas cristalinas y prístinas. El nombre de la playa de los monos no es en vano, ya que los monos que habitan en la zona son conocidos por su ladronería. Es imperativo mantenerse vigilante y tener un ojo atento sobre sus pertenencias, ya que pueden ser arrebatadas en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, si te encuentras sin posesiones, puede ser bastante divertido observar a los macacos que se alimentan de cangrejos en su hábitat natural. Durante mi visita, presencié a una chica perder sus gafas de sol y a otra perder su fruta ante los traviesos monos. Así que, asegúrate de tomar precauciones y disfrutar de la experiencia única que esta playa tiene para ofrecer.