A esta playa fluvial solo se puede llegar a pie o en bicicleta, lo que crea un ambiente tranquilo con poca gente y los sonidos de la naturaleza, incluidas las ranas. El agua es refrescante y se profundiza gradualmente, lo que le permite ver el fondo con claridad a medida que entra. Los únicos inconvenientes son la falta de fuentes de agua potable y sombra: no hay árboles a lo largo del camino o en la playa para aliviar el sol.