Ah, la playa. Un lugar donde se puede disfrutar del sol, la arena y la compañía de cientos de desconocidos. Los alojamientos cercanos parecen estar atrapados en un estado perpetuo de temporada baja, con los restaurantes y el ambiente general de la playa reflejando el mismo sentimiento. Y ni siquiera comencemos con la calidad del agua, digamos simplemente que no querrías beber de ella. Para empeorar las cosas, hay perros callejeros deambulando y vecinos poco amigables. Pero bueno, al menos puedes decir que fuiste a la playa, ¿verdad?