Comparto el sentimiento de otros que han visitado esta playa. Es una joya escondida, alejada del bullicio de la ciudad. Una de las cosas que aprecio de esta playa es el pequeño río que fluye hacia ella, lo que proporciona una forma natural de enjuagarse la sal después de un refrescante baño en el océano. Además, hay un marcador conmemorativo que recuerda el desembarco de Di Marti después de su exilio, lo que añade un toque histórico al ya pintoresco paisaje. Para aquellos que quieren quedarse más tiempo, hay un camping bien equipado cerca con un restaurante que sirve deliciosa comida. Aunque el restaurante puede que no esté siempre abierto, cuando lo está, se puede esperar una comida satisfactoria. En general, esta playa es una visita obligada para cualquiera que busque tranquilidad, belleza natural y un toque de historia.