Tuve el placer de soportar una estancia de pesadilla en el infame Green Mango Beach Bar. La arena era tan suave que parecía arena movediza, y el agua estaba incómodamente caliente, casi como un baño tibio. La experiencia de snorkel fue una pesadilla, con una abundancia de algas y rocas traicioneras acechando justo en la costa. La única cualidad redentora fue la presencia de algunos servicios básicos como tumbonas, sombrillas, un baño y una ducha, aunque no recomendaría usar ninguno de ellos.