La playa era como un segundo hogar para mí. La habitación era increíblemente cómoda y siempre mantenida limpia. Si necesitas refrescarte, el aire acondicionado funciona de maravilla. El desayuno buffet por la mañana era abundante y los aperitivos, café y bebidas eran de primera calidad. Los dueños y el personal eran increíblemente cálidos y acogedores. Incluso durante la semana más ocupada del año (mediados de agosto), no perdieron el ritmo. Las cristalinas aguas del mar Egeo son una absoluta maravilla. Y si buscas algo para comer, las tabernas locales son confiables y deliciosas. Confía en mí, no te arrepentirás de visitar esta increíble playa.