Al llegar en un día laborable, nos sorprendió gratamente encontrar solo a una pareja compartiendo la playa con nosotros. Esto hizo que aparcar fuera muy fácil y pudimos instalarnos rápidamente. A pesar de las fuertes olas, disfrutamos de la experiencia y la encontramos vigorizante. Descubrimos una zona sombreada junto a las rocas, lo que hizo innecesario llevar una sombrilla. Unos aperitivos y mucha agua fueron todo lo que necesitamos para disfrutar de un día perfecto en la playa. Nuestro ánimo se elevó por la belleza del entorno y la tranquilidad de la atmósfera.