Entre dos colinas ondulantes se encuentra la encantadora Playa de Chalikia, una joya escondida que presume de una mezcla única de guijarros y rocas en tonos blancos puros. Aunque puede que no sea la típica playa de arena que uno esperaría de esta región, el carácter distintivo de la playa es lo que la hace destacar del resto. Durante mi visita a finales de octubre, fui recibido por una atmósfera tranquila y casi desierta, a pesar del clima perfecto de 26 grados que parecía verano. La ausencia de lugareños y la taberna cerrada solo añadieron a la atmósfera aislada, convirtiéndola en un lugar ideal para aquellos que buscan una escapada pacífica. Sin embargo, es importante tener en cuenta que si planea visitar durante la temporada baja, se recomienda encarecidamente traer sus propios suministros. Como un bono adicional, hay una pequeña playa cercana y una misteriosa cueva que lamentablemente no tuve tiempo de explorar. En general, la Playa de Chalikia es un destino imprescindible para aquellos que buscan una experiencia costera única y serena.