Esta franja de costa se encuentra entre las más serenas de la región, desprovista de cualquier tipo de comodidades, presumiendo de aguas cristalinas y puras que casi siempre son transparentes, y ofreciendo solo un puñado de áreas sombreadas que desaparecen a mediodía. Aunque la playa está compuesta principalmente por guijarros, hay algunos raros puntos donde el fondo del mar es arenoso e increíblemente agradable al tacto. El único inconveniente es la estrecha carretera que discurre paralela a la (también estrecha) playa, que a veces puede resultar molesta debido al tráfico que pasa. Sin embargo, sin duda merece la pena visitarla por la mañana o durante las horas mágicas que preceden al atardecer.