Al llegar a la playa, nos cobraron una tarifa nominal de 1€ por persona y 0.50€ por niño, lo cual nos pareció bastante razonable. Para mantenernos activos y entretenidos, hicimos uso del equipo de voleibol de playa. Fue una forma revitalizante de pasar una tarde en el corazón de la ciudad, justo al lado de la playa.
Una de las mejores características de esta playa fue que el uso de sombrillas y tumbonas estaba incluido en el precio de entrada. Sin embargo, nos informaron que necesitábamos pedir algunas bebidas o comida para disfrutar de esta facilidad. Optamos por un café helado, que tenía un precio razonable de 2€.
El agua en la playa era cristalina, pero notamos que la playa era rocosa y no de arena. Había vestuarios y duchas disponibles para nuestra comodidad. Aunque los baños eran un poco estrechos, logramos usarlos cómodamente. La apertura de la puerta dentro del baño era un poco molesta, pero fue una incomodidad menor.
Nos alegró encontrar un parque infantil y mesas sombreadas debajo de los árboles, lo que proporcionó un lugar perfecto para relajarnos y descansar. La playa también estaba equipada con una torre de vigilancia y un bar, lo que fue una ventaja añadida. En general, tuvimos una experiencia agradable en esta playa y la recomendaríamos a otros.