El servicio fue absolutamente atroz, con precios ridículos. Para empeorar las cosas, incluso había suciedad en la arena. En comparación con las otras playas de la isla, ésta no es nada especial. El costo de 30€ por una sombrilla y dos tumbonas es escandaloso, y personalmente presencié a un guardián grosero que exigía 60€ a una familia de cuatro. Si bien la arena es suave y el agua es poco profunda en una buena parte de la playa, la vista es pobre y la playa en sí es pequeña y sin importancia. El camino que lleva a ella es largo y sinuoso, con un terreno áspero y rocoso que bordea la cerca del aeropuerto, y hay varias secciones sospechosas. Para colmo de males, el agua estaba bastante fría durante nuestra visita, y un fuerte vendaval impidió cualquier nado significativo. Lo peor de todo, sin embargo, fueron las colillas de cigarrillos esparcidas por toda la arena, justo al lado de las tumbonas, y lo que parecían ser los restos de un pájaro. Recomiendo encarecidamente evitar esta playa y su servicio fraudulento.