En un día sofocante con temperaturas que alcanzaban los 35°C, nos topamos con una joya escondida de playa que era simplemente perfecta. La exuberante vegetación proporcionaba suficiente sombra, mientras que las aguas tentadoras de la pequeña playa eran ideales para un refrescante baño. Sin embargo, la profundidad del agua puede no ser adecuada para niños pequeños. Había tumbonas disponibles por una tarifa razonable de €5, y las instalaciones de estacionamiento eran decentes. El único inconveniente fue el cargo de €0.50 por usar la ducha. Para rematar, había una encantadora taberna en el lugar, perfecta para una comida al mediodía. A tan solo cinco minutos en coche se encuentra el impresionante Lago Melissani, lo que convierte a esta playa en un destino imprescindible.