Caminamos hasta la playa desde el otro extremo de Poros, comenzando cerca del hotel Filoxenia. Con nuestro hijo de dos años y medio tardamos unos 40 minutos. El paseo ofrece hermosas vistas de Poros, las montañas y el mar. Sugiero llegar a pie antes de las 10 para evitar el intenso calor. El camino es de tierra, con algunas piedras esparcidas en determinadas zonas. Puedes conducir casi todo el camino hasta la playa. Recomiendo estacionar donde la carretera se bifurca antes de llegar a la playa, con un camino que conduce entre una valla hasta la playa y otra ruta más pintoresca que recorre la costa. El tramo final hasta la playa (últimos 50 metros) es bastante empinado y puede resultar resbaladizo, por lo que se aconseja llevar calzado deportivo. La playa en sí es impresionante, con guijarros, piedras más grandes y rocas submarinas que se extienden unos 50 metros desde la orilla hasta el mar, seguidas de zonas arenosas. Si bien hay bastante pasto marino en la playa, todavía puedes encontrar lugares sin él. La playa es muy apartada, hermosa y tranquila, lo que la hace perfecta para bucear. También es geológicamente fascinante. El único inconveniente fue el ruido constante de los barcos que pasaban, lo que podía resultar irritante.