Nos topamos con una encantadora e íntima ensenada, donde compartimos la arena solamente con dos bañistas más. El camino hacia esta joya oculta fue un agradable paseo de 20 minutos desde el puerto, que ofreció vistas impresionantes del paisaje circundante. Una vez que llegamos, nos alegró encontrar que la temperatura del agua era de 23 grados, lo que era perfecto para un refrescante baño. En resumen, un lugar verdaderamente pintoresco y tranquilo para pasar un día en la playa.