El Sinis presume de una impresionante playa que emana una sensación de soledad y naturaleza salvaje, evocando la década de los 70. A tan solo diez minutos caminando hacia el norte, la playa se transforma en un refugio naturista, donde conviven armónicamente individuos de diversas inclinaciones, incluyendo dueños de perros, naturistas y no naturistas, respetando mutuamente los derechos y libertades de cada uno. Es un sueño hecho realidad para los amantes de la playa que buscan escapar del ajetreo y el bullicio de la vida en la ciudad. Esperamos que el Municipio construya una carretera directa hacia el área naturista y conceda un punto de refresco.