Llegué a la playa en las primeras horas de la mañana, alrededor de las 11 am, y fui recibido por una atmósfera serena y tranquila, ya que las mareas estaban en su punto más bajo. Los lugareños y dueños de negocios en la zona fueron increíblemente acogedores y hospitalarios, lo que hizo que mi visita fuera aún más agradable. Decidí embarcarme en una aventura de snorkel en uno de los barcos de cristal, que me llevó a la isla cercana. El costo fue de Ksh.1000 por persona para una excursión de 2½ horas, y definitivamente valió la pena cada centavo. Sin embargo, al llegar, me sorprendió inicialmente la acumulación de plantas marinas y hojas muertas que habían llegado a la orilla.