La playa es una maravilla absoluta, con el mar extendiéndose ante ti y un tranquilo río corriendo junto a ella. La ausencia de multitudes la convierte en un lugar sereno y emocionante para explorar, con una exuberante vegetación que envuelve la zona.
El agua es cristalina y prístina, lo que la hace perfecta para nadar o simplemente admirar la impresionante vista. Recomiendo encarecidamente este lugar a cualquier persona que viaje entre Estonia y Letonia, ya que es una parada ideal.
Con instalaciones de estacionamiento convenientes y un aseo bien mantenido, esta playa definitivamente vale la pena visitar. Mi calificación para esta joya escondida sería de 4,5 estrellas.