Esta encantadora playa es una visita obligada para aquellos que buscan una experiencia única e inmaculada. No hay socorristas de guardia, por lo que los visitantes deben tener precaución al nadar. La playa es bastante pequeña y puede llegar a estar bastante concurrida, por lo que es mejor llegar temprano para asegurar un lugar. Desafortunadamente, no hay un estacionamiento designado y solo hay un puñado de espacios disponibles para los automóviles. El camino que conduce a la playa es estrecho y está rodeado de paredes de piedra, lo que limita el acceso en automóvil. El valle agrícola circundante es un oasis tranquilo y se anima a los visitantes a respetar su naturaleza pacífica. No se permiten mascotas en la playa, y la pesca y el snorkel están restringidos para mantener la belleza natural del área.