El Cuyo es una joya escondida que solo unos pocos privilegiados han descubierto. Inmune a los efectos negativos del turismo masivo, este destino prístino presume de una impresionante playa que es tanto limpia como espaciosa. No obstante, el agua puede ser traicionera en ocasiones debido a las fuertes corrientes, lo que la hace inapropiada para nadar en familia. En su lugar, es el lugar perfecto para practicar kite surf y dar paseos relajados por la orilla. El aislamiento de El Cuyo asegura que permanecerá inalterado durante años venideros, ya que el trayecto para llegar allí es desafiante. El estrecho y remoto camino que lleva a este pintoresco pueblo no es apto para los débiles de corazón. La vibra subdesarrollada y sencilla de El Cuyo es un cambio refrescante del ajetreo y el bullicio de la vida en la ciudad. Numerosos hoteles boutique en la zona promueven un enfoque ecológico, animando a los visitantes a conectarse con la naturaleza.