Al principio, había confundido este lugar con la playa de xcacet, pero resultó ser una joya escondida para aquellos que aprecian la naturaleza virgen y la tranquilidad con el suave murmullo del océano. Esta playa es un santuario para las tortugas, así que si decides visitarla, asegúrate de mostrar respeto. El lugar está abierto de 10 am a 4 pm, y si quieres conseguir uno de los refugios improvisados hechos de palmeras, es mejor que llegues temprano. Aunque la tarifa de entrada es de 80 pesos por persona, vale la pena el costo para apoyar a las tortugas. El único inconveniente es que está prohibido comer en la playa, pero parece que todos lo hacen de todos modos. No hay tiendas ni vendedores, así que asegúrate de traer todos tus suministros necesarios. En general, es un lugar fantástico para visitar.