Esta espléndida playa ciertamente hace honor a su nombre. Para llegar a ella, es necesario caminar a través de una densa selva de palmeras, lo cual debería tomar no más de 10 minutos. Aunque al principio puede parecer un poco ominoso, con viejas palmeras de tres pisos y algunas tumbadas en el suelo, una vez que llegues al punto intermedio, el sonido de las olas chocando y la refrescante brisa del océano te tranquilizarán. Al salir de la selva, serás recibido por una impresionante laguna y una playa prístina de media milla de largo.
Sin embargo, es importante ser cauteloso al nadar en el agua, ya que hay fuertes corrientes subterráneas que pueden ser peligrosas. Se han colocado muchas señales para advertir a los visitantes y garantizar su seguridad. Además, al estacionar antes de entrar en la selva de palmeras, asegúrate de retirar todas tus pertenencias personales del vehículo, ya que se han reportado robos de autos cuando los objetos quedan visibles. El área de estacionamiento está a unos 15 minutos de la playa.
Para acceder a esta joya escondida, toma el camino de tierra ubicado junto a la carretera entre Todos Santos y Pescadero. Aunque no hay señales, puedes encontrar la entrada desde la autopista debido a la selva de palmeras que se encuentra entre dos colinas.