El camino para llegar a esta playa es una aventura en sí misma. Atraviesas un pintoresco y acogedor pueblo hasta que llegas a un camino de tierra lleno de baches. El camino no está exento de desafíos, ya que debes navegar por una zanja anegada y esperar que tu vehículo pueda manejarlo. Afortunadamente, nuestro coche de alquiler demostró estar a la altura de la tarea.
A pesar de estar rodeada de hoteles y resorts, la playa sigue siendo relativamente despoblada, lo cual es un cambio bienvenido. Como el camino conduce a un callejón sin salida, debes aparcar en las calles laterales que conducen a la playa.
La línea de costa es impresionantemente vasta, con un amplio espacio para explorar. Sin embargo, noté algo de basura y trozos afilados de madera, así que mantuve mis sandalias puestas. Las olas aquí son algunas de las más grandes que he visto en PV, así que me abstuve de aventurarme demasiado lejos en el agua.