Los lugareños son cálidos, genuinos y trabajadores. La playa está llena de una gran cantidad de vendedores ambulantes, lo que hace difícil encontrar un momento de paz. Incluso mi acompañante y yo fuimos coaccionados para recibir un masaje en la orilla. Aunque la masajista hizo un trabajo admirable, debo haber declinado su oferta al menos 35 veces, sin exagerar. A pesar de mis reservas, me sentí revitalizado después, lo que me dejó con emociones encontradas. Desafortunadamente, hay algunas áreas alrededor de los restaurantes donde las aguas residuales se filtran en las calles. Le aconsejo firmemente que evite comer en el pueblo, pero si tiene que hacerlo, manténgase en bebidas embotelladas y comidas bien cocidas. Lamento no haber capturado ninguna foto, ya que estaba demasiado absorto en el momento para documentarlo. Eche un vistazo a la vista de la calle en Google Maps; es una verdadera representación de la zona.