La playa es innegablemente hermosa, pero tiende a estar abarrotada de visitantes, y asegurar tumbonas sin comprar comida de un vendedor es imposible. A pesar de esto, los propietarios de los restaurantes son increíblemente cálidos y acogedores, y las oportunidades de snorkel son fantásticas en las aguas tranquilas. La vida marina es abundante, y hay muchos peces para observar. Sin embargo, la playa puede ser bastante congestionada, y puede ser desafiante mantener la arena fuera de tus pertenencias al usar una tumbona debido al espacio limitado. Aunque los comensales sirven comida deliciosa, la presencia de numerosas moscas puede ser un obstáculo. En general, calificaría esta playa con un 7 sobre 10 y la recomendaría, aunque personalmente prefiero la más serena Playa Zicatela.