Durante nuestro recorrido desde Den Hoorn hasta De Hors, paseamos por la playa, disfrutando de la cálida y aterciopelada arena mientras admirábamos el impresionante paisaje que nos rodeaba. La playa era una verdadera obra maestra de la naturaleza, y la recomendaría encarecidamente a cualquiera que busque un escape sereno.
Al acercarnos a De Hors, notamos una diferencia significativa en el paisaje de la playa. El área de arena era vasta, y la distancia desde las dunas hasta el oleaje era notablemente más larga que la playa que habíamos encontrado anteriormente. Sorprendentemente, encontramos muy pocas personas en De Hors, lo que añadió a la atmósfera pacífica.
Mientras explorábamos la playa, nos fascinó la abundancia de mejillones dispersos por la orilla. Fue un espectáculo para contemplar, y no pudimos evitar ser impresionados por la belleza de la naturaleza.
Al regresar al ferry a través del parque nacional, tomamos uno de los muchos senderos que atraviesan las dunas, que era igualmente impresionante que la playa. Si estás en las cercanías de Texel, te recomiendo encarecidamente visitar esta magnífica playa por ti mismo/a.