Así que nos topamos con este pequeño paraíso: una playa aislada que forma parte del Princess Beach Club y el Hamilton Princess Hotel. El agua estaba tan tranquila como un bebé durmiendo, lo que la hace perfecta para familias con niños pequeños. Y no olvidemos los cócteles: estaban tan buenos que no pudimos resistirnos a pedir otra ronda. Para parejas que buscan relajarse, este lugar es un sueño hecho realidad. Visitamos durante la temporada baja y estaba maravillosamente vacío, sin necesidad de luchar por un lugar en la arena. No hace falta decir que ya estamos planeando nuestro próximo viaje de regreso.