El precio de la entrada es de P30.00 por persona. Proporcionan mesas para su uso y permiten comer del exterior. Los propietarios, Jun y Carol, no estuvieron presentes durante mi visita, pero suelen ofrecer servicios de cocina si llegas sin comidas. Tienen un buen suministro de pescado fresco y otros mariscos. Además, hay una pequeña tienda donde se pueden comprar aperitivos y bebidas frías. La playa en sí es agradable, con hamacas repartidas para relajarse y tomar una siesta. La señal del teléfono celular es fuerte y la vista de las aguas azules y las islas es hermosa.