¡Ah, la playa! El destino veraniego por excelencia. Y este tramo particular de arena y mar es una verdadera joya. La arena es tan limpia que podrías comer en ella (aunque no lo recomendamos), y la playa en sí es una vista digna de contemplar. Es cierto que hay algunos barcos que ocasionalmente se estacionan cerca, pero solo agregan encanto al lugar. Y no olvidemos las rocas en el costado de la playa, parecen pequeñas esculturas naturales, añadiendo un toque extra de belleza a una ubicación ya impresionante. En resumen, si buscas una playa que sea tanto prístina como pintoresca, esta es la ganadora.