Durante nuestra visita a principios de primavera, la temperatura del agua era perfecta, ni demasiado fría ni demasiado cálida. Siendo canadienses, encontramos la temperatura del agua ideal para nadar y nos alegramos de haber decidido darnos un chapuzón. La playa es impresionante, con agua cristalina y piscinas naturales que te protegen de las olas que rompen en la orilla. Este lugar es bastante popular entre los lugareños y es una visita obligada en Ponta Delgada. Recomendamos encarecidamente visitar el bar que domina las piscinas para disfrutar de una bebida refrescante y una vista impresionante.