Al llegar al Hotel Belair Beach, recibimos una cálida y hospitalaria bienvenida que estableció el tono para una experiencia encantadora. Optamos por alquilar una sombrilla y tumbonas, lo que nos permitió disfrutar plenamente de la pintoresca playa. La tranquilidad del entorno y el agua cristalina crearon una atmósfera verdaderamente serena. Al explorar la zona, nos topamos con el Gingerbread Cafe, que presume de una cocina excepcional. Tanto la playa como el café son altamente recomendables para cualquier persona que visite St Martin.