Tuvimos un tiempo inolvidable deslizándonos por las dunas en sábanas de vinilo y paseando por el río poco profundo. A pesar de que nos habían advertido sobre la posibilidad de minas enterradas, no pudimos resistir la exploración de las formaciones terrestres. El paisaje era absolutamente impresionante. Desafortunadamente, los vendedores de comida a lo largo de la playa estaban plagados de molestas moscas, lo que dificultó que disfrutáramos de nuestro almuerzo. Nuestro guía expresó su preocupación de que no pudiéramos completar todo el recorrido, pero le aseguramos que podíamos saltarnos ciertos destinos si era necesario. Estas fotos fueron tomadas en 2003, y no se sabe si las dunas todavía están accesibles para los turistas. Esta fue verdaderamente una experiencia única en la vida.