Esta playa cerca de Malata ofrece una experiencia tranquila y pintoresca, ubicada al pie de un bosque en un hermoso entorno natural. Es estrecha y cuenta con impresionantes formaciones rocosas, lo que la convierte en un lugar ideal para tomar fotos. Es accesible en silla de ruedas y, aunque el aparcamiento es limitado, es fácil de acceder. El agua también es más cálida que en otras playas abiertas al mar. A menudo se pueden ver barcos amarrados cerca o cruzando el estuario, añadiendo al ambiente. A finales de julio se celebra aquí una fiesta vikinga que atrae a una gran cantidad de personas. Es recordatorio de Alicante de Ferrol y altamente recomendable para cualquiera que busque un día de relajación, con la opción de tomar una copa en el bar o cenar a la sombra de sus viñedos, hacer senderismo por las Fragas del Eume o visitar el cercano pueblo pesquero de Pontedeume.