Esta playa es un espectáculo para la vista, con un mar que seguramente te dejará boquiabierto. Es tan privado que te sentirás como si fueras el único allí. Las rocas circundantes y el pequeño arroyo con agua tan clara que se puede ver a través de él, se suman a la belleza natural del lugar.
Para llegar allí, tendrás que desafiar un sendero de 800 metros que comienza en la esquina de Bora Bora. El sendero está bien marcado, pero hay un tremendo barranco en la parte más cercana a la playa que pondrá a prueba tu valentía. Es imprescindible usar zapatos que sean firmes en los pies, y no es aconsejable ir descalzo a menos que tenga suelas tan gruesas como un rinoceronte. El sendero también está cubierto de maleza, no exactamente espino, pero cerca, por lo que es posible que tenga algunos rasguños en el camino. Es un viaje difícil, pero no imposible para los no atletas.
El único inconveniente es la basura dejada por la suciedad