Esta playa brasileña es una verdadera joya, con una belleza impresionante que te dejará boquiabierto. Para llegar a las arenas, tendrás que embarcarte en una corta caminata de 10 minutos, pero no dejes que eso te disuada: el viaje en sí es un espectáculo para contemplar. Una vez que llegues a la cima de la colina, serás recompensado con una vista panorámica inolvidable. Al llegar a la playa, encontrarás muchos vendedores ansiosos por ofrecerte sillas y sombrillas. Algunos de estos servicios son gratuitos, siempre y cuando pidas comida o bebidas al vendedor, mientras que otros tienen un costo, pero con la ventaja adicional de un crédito en su menú alimenticio. Las aguas son cristalinas, lo que lo convierte en un lugar perfecto para nadar.