Phi Phi Island presume de tener algunas playas realmente impresionantes, y ésta no es una excepción. Optamos por un kayak para acceder a ella, llegando justo cuando el sol comenzaba a ponerse. La arena blanca y prístina sólo añadía a la belleza natural de la playa. Aunque nos decepcionó no ver ningún mono, asumimos que podrían haberse retirado para pasar la noche. Logré darme un chapuzón rápido, pero las rocas en el agua eran bastante traicioneras, así que aconsejaría prudencia. En definitiva, fue una experiencia inolvidable, y la puesta de sol fue simplemente impresionante.