La playa de La Grotte es una auténtica joya que guardo con cariño en mi corazón. A pesar de haber explorado numerosos mares y nadado en cinco océanos, esta playa destaca como mi favorita. El agua siempre es refrescante y fresca, proporcionando un alivio bienvenido del calor. El agua es cristalina, permitiendo ver fácilmente el lecho marino debajo. La playa es virgen e indómita, ofreciendo una experiencia pura y natural. El acantilado que corre junto a la playa está salpicado de puntos de buceo de baja altura, perfectos para aquellos que desean explorar el mundo submarino. El esnórquel también es una actividad imprescindible, con rocas que proporcionan un hábitat próspero para la vida marina. Esta playa es verdaderamente un lugar especial, ubicado a solo unos kilómetros de una ciudad bulliciosa y ubicado al pie de colinas verdes que dominan el punto más septentrional de África. ¿Qué más se puede pedir?