La playa está ubicada en una zona remota, lo que dificulta un poco el acceso. Sin embargo, el ambiente es cálido y acogedor. Es casi como intentar encontrar una joya escondida, incluso comparable a encontrar al mismísimo Robinson Crusoe. Intenté navegar usando Google Maps, pero la precisión de las carreteras en la aplicación es sólo del 80%. Sin embargo, definitivamente vale la pena el esfuerzo de encontrar este lugar. Una vez que llegue, descubrirá un negocio familiar llamado Oda, donde sirven deliciosas comidas cocinadas por ellos mismos. Dado que el agua se trae desde la ciudad, se cobra una pequeña tarifa por el uso de las duchas y los baños, lo que parece razonable dada la ubicación. La bahía y el mar son absolutamente impresionantes, completamente intactos por la interferencia humana. Es un lugar perfecto para traer una caravana y pasar dos días tranquilos. No oirás ningún ruido, sólo pura tranquilidad. 👍🏻