La playa es una completa decepción. Los cafés están abarrotados y no hay ni un solo lugar para descansar. Para empeorar las cosas, nos vemos obligados a comprar tumbonas a precios exorbitantes. El costo de estas tumbonas es completamente arbitrario y parece estar basado en los caprichos del vendedor. Se nos cobra una cantidad ridícula de dinero por cosas que ni siquiera queremos, mientras que las cosas que sí queremos tienen precios excesivamente altos. En general, esta playa es un completo engaño y no vale la pena el esfuerzo.