Mientras nos dirigíamos hacia el café, descubrimos un lugar pintoresco para establecer nuestro campamento de caravana. El mar era una vista impresionante, con sus aguas brillantes y sus suaves olas. Sin embargo, la desafortunada visión de basura esparcida por la playa nos dejó un sabor amargo en la boca. A pesar de esto, no pudimos evitar apreciar la belleza natural de los alrededores.
El único inconveniente fue el ocasional estruendo de las sirenas de Akcansa, lo que perturbó la pacífica atmósfera. Lamentablemente, no había instalaciones de agua o baño disponibles en la zona, pero afortunadamente el café estaba al alcance de nuestras necesidades. Fue decepcionante descubrir que no había mercados cercanos, pero nos sorprendieron gratamente los precios razonables en el café.
En general, nuestra experiencia en la playa fue una mezcla de altos y bajos. Mientras que el paisaje era impresionante, la contaminación y el ruido fueron una decepción. No obstante, recomendamos una visita a esta playa para cualquiera que busque una escapada serena del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana.