La playa es absolutamente increíble, con aguas cristalinas y apenas rocas a la vista. Es pura arena, y el mar y el sol están a solo unos 60 a 70 metros de la orilla. La profundidad del agua varía de 1.20 metros a 1.60 metros, lo que la hace perfecta para nadar. El camino que lleva a la playa es un poco difícil, de unos 3 kilómetros de largo, pero aún se puede manejar. Desafortunadamente, no hay baños ni duchas, y no hay un mercado cercano. Sin embargo, a pesar de estos pequeños inconvenientes, definitivamente vale la pena visitar esta playa.