La playa que dejó una huella indeleble en mi alma era verdaderamente única, con una belleza natural incomparable, una vastedad impresionante y un viaje desafiante para llegar. Aunque hay varias rutas para tomar, ninguna de ellas es fácil. Puedes llegar por mar, siguiendo el camino Licio desde Oludenis, o la opción más ardua: descender de las montañas vecinas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta última requiere preparación física y mental, ya que el descenso puede durar varias horas y debes seguir cuidadosamente las señales para no perderte en el cañón. Al haber llegado por las montañas, la impresionante belleza de la playa y el desafiante descenso solo aumentaron su valor a mis ojos. Recomiendo encarecidamente este destino a cualquier persona que valore la naturaleza virgen.