La playa en sí es impresionante, pero desafortunadamente, el comportamiento de las personas allí deja mucho que desear. Parece haber mucha hipocresía y reglas anticuadas. Por ejemplo, no se permite que los perros entren al agua, sin embargo, se considera aceptable que los niños orinen en el mar todo el día. Esto significa que nadar en orina humana no se ve como un problema. El verdadero problema radica en el área de estacionamiento, donde a algunas personas se les permite reservar un lugar durante todo un año con una carpa, mientras que a otros se les dice que los bañistas son civilizados y cultos.