Todo era maravilloso, sin embargo, la falta de vestuarios hizo que tuviéramos que recurrir al baño para cambiarnos. Además, se notó la ausencia de sillas y duchas. Sorprendentemente, había una tarifa de 3 liras por persona solo para acceder a los baños. El océano tenía olas bastante fuertes, lo que desafortunadamente limitó nuestra capacidad para nadar. Además, parecía que solo se permitía la entrada al agua a las familias, ya que a las personas no se les permitía nadar solas.